Orquesta Roja : La superación de la guerra, 2019

Exposición en Galería Walden, Buenos Aires, 2019 obras de los 90 y recientes

http://www.waldengallery.com/exhibiciones#/lasuperaciondelaguerra/

LA SUPERACIÓN DE LA GUERRA / MAGDALENA JITRIK

Quizá lo único que uno puede hacer tras ver un lienzo como los nuestros es la revolución total, comenta a principios de 1968 el artista conceptual, por aquel entonces ya consagrado, Daniel Buren. Y no es extraño que pensara de este modo, ya que el propio Buren y otros muchos y muchas artistas mientras experimentaban buscando desintegrar el arte de las élites, a la vez demandaban desintegrar los cimientos de la vieja sociedad conservadora. En mayo del mismo año, unos sencillos pero a su vez crípticos afiches a rayas aparecen pegados en las calles de París siendo una voz más en la polifonía que exige la imaginación al poder.

Algunos años atrás, en los momentos posteriores a la Revolución Rusa de 1917, Vladimir Maiacovski sentencia en la ORDEN N° 1 A los ejércitos del Arte: ¡Arrancad lo viejo del corazón! / Las calles son nuestros pinceles / Las plazas son nuestras paletas. Maiacovski era un poeta futurista que, junto a artistas constructivistas, productivistas, rayonistas, etc., integra el movimiento de apoyo a la revolución, poniendo sus saberes al servicio del proletariado, con el objetivo de transformar e incidir en el aparato de producción.

A pesar de las diferencias geográficas y políticas, ambos artistas alzan la voz desde un lugar liminar, un momento de principio y fin donde todo es posible, todo está por construirse. Son esas ocasiones que se pueden ver como pequeños fulgores, destellos de que la vida puede ser vivida de otra manera. Impulsos utópicos que aún nos sirven como guía. Esos mismos impulsos atraviesan la obra de Magdalena Jitrik. Pero, debemos pensar la utopía no como un No lugar, siguiendo la etimología de la palabra (u-topos), sino como lugar feliz (eu topos), como un lugar a alcanzar, un lugar adonde todo hombre sabio se encamina, según el poema que da inicio a Utopía de Tomás Moro.

En La superación de la guerra se presentan piezas pictóricas de la década de 1990 y obras de los últimos años. Me interesa un acercamiento hacia las obras tempranas desde las actuales, tomándolas como el cristal por el cual mirar al pasado, evitando así una relación de progreso lineal temporal entre ellas.

Las pinturas más lejanas en el tiempo reflejan una manufactura que remite al constructivismo ruso de principios del siglo XX. Fuegos, fuegos que invitan a matear, que abrigan, que llaman a la acción, a empezar de nuevo. Espirales que nos recuerdan que hay máquinas y que hay progreso, pero a la vez que la vida es circular: donde hoy sentimos el peso del fracaso, mañana construiremos los cimientos de un nuevo mundo. Púas que no permitirán que olvidemos que hay castigos sin pecado y pecados sin castigos, y que podemos luchar contra ello. E imágenes fantasmáticas, recurrentes, quizás el sueño de la revolución total a la que aludía Buren.

De lo connotado en los noventa vamos a lo denotado en la actualidad. Textos de Marx, construcciones y frases agitprop. Reclamos de justicia, esta vez dichos en voz alta, a la manera de la Rusia posrevolucionaria y al igual que en el año 1968 parisino cuando se despedía al joven Gilles Tautin, ahogado en las aguas del Sena escapando de las fuerzas de seguridad, tan dolorosamente cercano a lo sucedido hace casi dos años con Santiago Maldonado.

Porque estamos en un momento nacional e internacional donde el neoliberalismo y el capitalismo tardío no parecen dejar de ocupar lugares, agradecemos estas ventanas de lucha y esperanza que nos abre Magdalena. Y aunque en la actualidad los lienzos de Buren decoren grandes museos y formen parte del mainstream artístico, seguimos de pie.