lunes, 19 de noviembre de 2007

Mi vida es un taller

Estos últimos meses estuve pintando, mis primeros cuatro cuadros del año, pequeñísimos, se fueron para la galería aun frescos. Querían cuadros inéditos, aunque hoy ví de reojo un fragmento de mi cuadro "concreto" y no puedo creer que siga allí, oculto, uno de los mejores cuadros que pinté.
No tengo fotos de los nuevos cuadros pero las agregaré mas adelante.
Mientras tanto, terminé una "pintura animada" o una película pintada, un nuevo fragmento que se agrega al que tengo publicado en http://www.myspace.com/orquestaroja
Estoy en el proceso de agregarle música.

Pienso mucho en música y mi deseo de dedicarle mas tiempo, tomarlo como un proyecto mas serio que otras veces, darle el mismo status que le doy a la pintura o a cada una de mis obras en artes visuales. No hacer las cosas a medias.

Mientras tanto estoy llena de actividades docentes: en la Villa Fiorito, junto a Ernesto Ballesteros en el proyecto de Fernanda Laguna/Belleza y Felicidad, en el Taller Popular de Serigrafía, junto a Verónica di Toro en el proyecto de María Medrano/Claudia Prado/Voy a salir aunque me parta un rayo y dos alumnas en mi taller, Natalia Mark y Nadia Finck.

jueves, 15 de noviembre de 2007

Artículo para mesa redonda sobre arte/archivos

Mis padres me transmitieron la fe que consiste en que alguna actividad de uno, realizada con cierto grado de compromiso, en algún momento posterior, puede resultar de interés para otros. Así, a lo largo de mi vida, desde los quince años, he guardado documentación y formado pequeños archivos, algunos ya fueron consultados. como el archivo de la Juventud Argentina el Exilio; Huelga universitaria de 1985, Consejo Estudiantil Universitario; Galería del Rojas, período 1991-1993; Movimiento asambleario y prensa de izquierda 2002-2005 aprox.; Taller Popular de serigrafía, 2002-2007.

Cuando estos archivos sean revisados, tal es mi fantasía, después de mi muerte, va a quedar evidenciada mi inclinación por los movimientos de masas y los sucesos políticos que se produjeron en mi tiempo. Con éstos y otros materiales esos investigadores imaginarios intentarán comprender estos años. Pero también en el campo del arte, el haber formado parte de proyectos junto con otros artistas, también me hará objeto de estudio, aun si artísticamente mi trabajo no tenga ningún valor, el hecho de “vivir mi tiempo” y el haber archivado documentación sobre ello, me garantiza ser de alguna utilidad en el futuro.
El archivo se funda para que otros lo consulten. Se está pensando en el futuro mientras se revisa el pasado o se documenta el presente.

Una experiencia subjetiva se activa en el proceso de archivar documentos, en el sentido de que nos parece entender el criterio, la motivación de la o las personas, los papeles que decidieron guardar y convertir en documentos. Porqué guardó esto, sería la pregunta, qué quiso que nosotros, mas adelante, supiéramos. Al momento de clasificarlo el archivista se encontrará “posesionado” por el acopiador de documentos, al grado tal que parecería que en el fondo del tiempo ese documentador y protagonista del pasado nos estuviera hablando directamente.

El archivo es a largo plazo. Fundarlo es una decisión política porque también la historia demuestra que el poder cambia de manos. El concepto de Archivo está ligado al poder, sea para cimentarlo, sea para defenderse de él o sea para atacarlo.

Mi inclinación archivística y bibliotecológica conciente comenzó con mi entrada, en 1995, a la casa de la Federación Libertaria Argentina, Brasil 1551, Constitución.

El impacto de mi contacto con la casa se materializó en 2000 con la exposición Ensayo de un Museo Libertario donde condensaba mi relación con los papeles, libros y documentos que encontré allí.
En el momento que llegué la casa encontré un pequeño grupo de archivo y biblioteca que acababan de decidir, después de un largo proceso de debates, modificar el criterio hasta entonces sostenido, que ordenaba los libros simplemente por orden alfabético. El nuevo criterio era estratégico, fundaba una biblioteca y archivos específicos sobre el anarquismo, además rehaciendo el fichado según los criterios de ISIS, de modo tal que a futuro los títulos pudieran estar a disposición en Internet y en cualquier canal de difusión. Se armó esta biblioteca en una de las habitaciones y en la contigua se guardaron el resto de los libros con el propósito de habilitarla mas adelante. Luego se fueron al archivo. “Los Viejos”, como se los llama a Jacobo Prince, Enrique Palazzo y otros, guardaron, pero no archivaron. Esa tarea la llevó adelante este grupo, hoy llamado Bael, Biblioteca y Archivo de Estudios Libertarios. Colaboré un poco en ese proceso y comencé con el proyecto del museo, que consistía simplemente en vaciar un mueble vitrina para poner allí algunos objetos, como escudos, sellos, maquinas de escribir, etc., etc, todo los objetos que posteriormente formaron parte de Ensayo de un museo libertario, la exposición que realicé a fines del 2000-principios de 2001.

En eso estaba cuando encontré el archivo de Domingo Trama, secretario y delegado de prensa del Sindicato de Obreros en Construcciones Navales. Domingo Trama se ocupaba de los comunicados de prensa del día a día de la famosa huelga de 13 meses que paralizó los astilleros del país de fines de 1953 al 55, que comenzó durante el gobierno de Perón y se prolongó durante el gobierno de Aramburu.

Sobre papel membretado de papel avión, con copias cuatruplicadas en papel carbónico, Trama deja poco margen en el papel con sus párrafos largos, a simple espacio, narrando las ansiedades y ánimos de los trabajadores, los sucesos cotidianos de la huelga, los pedidos de solidaridad y la solidaridad efectiva de los obreros uruguayos que se negaron a acudir como carneros, la intervención de Alfredo Palacios, ministro de Trabajo, la muerte de Ramiro García en un episodio de violencia en Rosario, el encarcelamiento del propio Domingo Trama y la derrota del movimiento de huelga… las demandas eran la legalidad del Soecn que había sido declarado ilegal a lo largo de varios gobiernos, la negociación directa con la patronal sin la intervención del estado y la jornada laboral de 6 horas, demanda que llamó mi atención en ese 1995 en donde los derechos laborales comenzaban a perderse y se instalaba el desprestigio sin vuelta atrás del sindicalismo.

La lectura de esos documentos fue una experiencia germinal para mí, pues una tarde siguiente copié algunos comunicados con una máquina que estaba allí, usé el papel que encontré. Cuando terminé el copiado, se inauguró una larga serie de dibujos que realicé hasta el 2004, con textos y máquina de escribir y tinta o acuarela. Resultó además que la máquina de escribir que usé había sido obsequiada por Domingo Trama a Pascual Vuotto, uno de los tres presos de Bragado de los años 30.

Archivos a precio de sangre

A partir de entonces, despertó en mí un interés bastante serio por la historia del siglo XX, leí unos cuantos libros en la biblioteca de allí, y mas adelante me fui por un tiempo del país con destino a Francia, en donde habité cerca de 4 meses, en la ciudad de Montbéliard, en donde Philippe Cyroulnik, director del centro de arte que me invitaba, me orientó en las lecturas para la historia del nazismo y la shoa. Ya había empezado con ese tema tiempo antes, pero en Francia encontré unos libros impresionantes que leí sin parar los siguientes dos años.
En sus libros surgieron cantidad de textos, autores y personajes que estuvieron en mis dibujos y un proyecto que he soñado alguna vez que consiste en traducir todos sus libros y publicarlos aquí, con aquellos dibujos como ilustración, pues fueron lecturas muy definitivas y tuvieron consecuencias más adelante en obras. Unos diez cuadros de mi serie “socialista” son retratos de fotos en varios de esos libros. Hubo un autor en particular que me impactó y me influenció en todas las obras que realicé sobre esa temática.

Se trata de Michel Borwicz, Cracovia, 1911-1987 fue uno de los jefes de la resistencia polaca contra el ocupante nazi. Historiador de la Segunda Guerra Mundial, el velará particularmente porque el martirio de los judíos no fuera olvidado ni negado.
Un relato de la vida de Borwicz lo muestra como un combatiente, luego un detenido en un campo de exterminio, miembro de redes clandestinas, lo muestra escribiendo el relato de su propia muerte de la que se salva milagrosamente. Con la soga al cuello, la cuerda literalmente se rompe, habiendo sido condenado por organizar una huída o motín en el campo donde se encuentra detenido. Lwow. No obstante logra su huída hacia fines del 43, momento en el que queda a cargo de la comandancia de los destacamentos y cuadros de choque del Partido Socialista Polaco que ya comenzaban a organizar la resistencia en torno a Ejército Polaco del Interior, en la clandestinidad también.
Mas allá de sus actividades de combates y acciones militares que se extienden hasta el fin de la ocupación nazi en Polonia, su puesto le sirvió para estar involucrado a la múltiples iniciativas clandestinas tomadas por las redes del PPS en Cracovia, que eran de hecho uno de los centros mayores del laberinto subterráneo de Polonia.
“Es gracias a mis actividades en el PS que pude entablar una relación permanente con los jefes escapados del la Resistencia judía de Varsovia. Su agente de relación, “Kazik” (S. Rathauser) vino directo de la capital a mi sector, para discutir conmigo las siguientes acciones. Kazik, 10 meses antes, había sabido llevar a buen término el éxodo de los combatientes que pudieron huir a través de las cloacas, del ghetto hasta la “zona Aria”.
Fue así como Borwicz se enteró de la existencia de los archivos de Ringelblum antes de que la guerra terminara y a posteriori participó del hallazgo, restauración y estudio.

Los libros Borwicz que tuve posibilidad de leer y de los que tengo noticia comienzan estudiando los textos literarios que encuentra en el archivo Ringelblum. Los archivos clandestinos (conocidos como de Emmanuel Ringelblum) sepultados bajo las ruinas del ghetto de Varsovia, fueron recuperados después de la guerra.

“Las notas escritas por el propio Ringelblum ocupan dos volúmenes, pero además, existen
… el vasto conjunto de archivos clandestinos reunidos bajo su dirección. Estos últimos engloban en efecto decenas de manuscritos (memorias, diarios, testamentos, estudios, obras literarias, contribuciones de orden diverso) debidos a otros autores, una colección de prensa clandestina, reportes de instituciones, por ejemplo de la comisión de viviendas, afiches, volantes…”[1]

El hecho de conservar producciones literarias y epistolares llevadas a cabo en la cotidianeidad de la vida del ghetto (si se lo puede llamar cotidianeidad al modo de vida extraordinario al que fueron sometidos sus habitantes), el hecho mismo de realizar esas producciones son el disparador de los trabajos de investigación de Borwicz, a raíz de lo cual publicó varias antologías de poesía y luego sostuvo en la Sorbona su tesis “Los escritos de los condenados a muerte sobre la ocupación alemana” (1939-1945). Condenado a muerte él mismo en la época que estudia, a lo largo de su trabajo, Borwicz comprende el hecho de escribir, archivar y esconder los escritos/archivos, como actividades de resistencia y como nociones estratégicas de futuro, en particular ahí en donde ya no existe la posibilidad de sobrevivencia. De este gesto de Ringelblum se desprende toda una concepción de la historia.

En su siguiente libro, “La insurrección del ghetto de Varsovia”, Borwicz relata cómo la actividad de archivo es considerada por los militantes y organizadores de la insurrección tan prioritaria y tan clandestina como la organización del combate.

“Siempre afrontando los rudos problemas inmediatos, los activistas judíos no dejaron nunca de trabajar en reunir una documentación tan exhaustiva como les fuera posible, sobre los cuatro años trágicos de sus comunidades desaparecidas, así como para asegurar su supervivencia.
Es así como los archivos de Emmanuel Ringelblum, capitales para la historia del ghetto, fueron enterrados al interior mismo del barrio. Es cierto que el ocupante continuó sin descanso el pillaje y destrucción inclusive de las ruinas, él no estaba seguro de que sus archivos pudieran escapar al pillaje y a la destrucción. Porque Ringelblum, por milagro, había sobrevivido a la insurrección y a la caída del ghetto: deportado al campo de Trawniki, había logrado, gracias a la ayuda de un militante del Ejército del interior (resistencia polaca), Adam Pajewski, evadirse y continuar con su misión en la zona “aria” de la capital polaca. Pero en el mes de abril del 44 la Gestapo descubrió su escondite: Ringelblum, su familia y otras 35 personas fueron fusiladas.

Dice Ringelblum: cada uno de los colaboradores sabe que su esfuerzo, los riesgos a los que se expone (…) sirven a un ideal elevado. Y que en los días que se recupere la libertad, la sociedad apreciará su devoción….

“…en diversos medios, actividades de acopio y ocultamiento de archivos fueron concebidas por las agrupaciones clandestinas y fueron llevadas adelante … El proyecto de mayor envergadura fue el del Ghetto de Varsovia. Son los Archivos Judíos Centrales, coleccionados bajo la dirección del Dr. Emmanuel Ringelblum, historiador conocido. Los resultados sobrepasarían esta vez a todos los otros del mismo género.

Los archivos fueron enterrados en el territorio del ghetto de Varsovia. Una parte en las cavas de la casa 68 de la calle Nowolipski; otra parte en los refugios subterráneos, en la calle Swientojerska,
Diez cajas de metal llenas de documentos fueron encontradas en septiembre de 1946, gracias sobre todo a las indicaciones brindadas por Raquel Auerbach y Hersch Wasser, (los dos resistentes del equipo de Ringelblum que sobrevivieron) en presencia, entre otros, del autor del presente volumen (Michel Borwicz – L’Insurrection du ghetto de Varsovie, entonces director de la Comisión de Historia Judía de Cracovia y director adjunto de la Comisión Central de Historia de Polonia). Unos año más tarde, el Instituto Histórico Judío logró encontrar, el 1 de diciembre de 1950, otra parte del Archivo Ringelblum. Todos los materiales así recuperados forman un todo y son incorporados en las colecciones del Instituto Histórico Judío. Sus copias microfilmadas se encuentran en poder del Instituto Yad Vashem en Jerusalem.


Los archivos entonces, no comienzan en las instituciones que los albergan, sino en las actividades y circunstancias en las cuales se originan y gracias a la lucidez de sus fundadores. Las instituciones se ocupan de su cuidado, o también de su ocultamiento. Según el poder de turno. Según la necesidad.


Domingo Trama, Ringelblum, Borwicz, conocer sus historias y las historias que ellos relataron y protegieron, están presentes e influyeron en mi trabajo artístico y tambien fundamentan la construcción de mis actividades y archivos.








Magdalena Jitrik Buenos Aires, 22 de octubre 2007.










Michel Borwicz, “L’ insurrection du ghetto de Varsovie, Edit. Juilliard, col. Archives, dirigida por Pierra Nora, Paris, 1966
Michel Borwicz, “Écrits des condamnés à mort sous l’occupation nazie (1939-1945)”, Ed. Gallimard, col. Folio Histoire, Paris, 1973 .

[1] Michel Borwicz, “L’ insurrection du ghetto de Varsovie, Edit. Juilliard, col. Archives, dirigida por Pierra Nora, Paris, 1966, pag 245 .